Helados Max inauguró una fábrica modelo y quiere expandirse

La segunda generación de heladeros que ahora está a cargo de la empresa decidió apostar al crecimiento en medio de una fuerte crisis que vive nuestro país. 

La familia Canale tiene toda una historia en la fabricación de helados artesanales y hace pocos días inauguraron una planta modelo sobre calle 34 Norte de Colonia Caroya con la decisión de expandirse a otras localidades en busca de un mayor mercado. 
La fábrica está hecha cumplimentando todas las normas exigidas a nivel nacional y apuntan a incrementar la elaboración en el marco de un plan de crecimiento sostenido. 
Una de las propietarias de la firma, Mariana Canale, sostuvo que quieren mantener el estilo de fabricación artesanal sin el uso de muchos productos artificiales. 
En la actualidad Heladerías Max se caracteriza por sus productos hechos a base de ingredientes naturales. Esto conlleva un gran esfuerzo pero eso se ve reflejado en lo que se vende al público. 
La producción de los más de 50 sabores que figuran entre las variedades de la firma es de unos 800 kilos semanales. 
Junto a su hermano Ignacio son la segunda generación de heladeros y apuestan al crecimiento a través de franquicias y la introducción del fraccionamiento. 
Fue el padre de ambos, Don Raúl Canale, quien inició la tradición familiar cuando tenía 14 años y partió desde Colonia Caroya a Buenos Aires a trabajar en una heladería italiana. Allí aprendió los secretos de la fabricación de helados y desde entonces mantuvo los mismos estándares de calidad. 
Luego comenzó a trabajar con un tío que al retirarse les vendió todos los elementos para montar una heladería propia y allí comenzó todo. 
Don Raúl luego regresó a la zona junto a su esposa (Quika) y abrieron una heladería en Río Ceballos. Luego se ampliaron con la recordada Heladería Tú en la esquina de Colón y San Martín, en pleno centro de Jesús María. 



La principal competencia era justamente Heladería Max que Don Raúl a lo largo de los años pudo comprar y continuó creciendo con esa marca hasta la actualidad con varias sucursales y un edificio propio en la esquina de Tucumán y Kennedy, donde funciona la casa central. 
Ahora la idea es una expansión paulatina y en eso están enfocados Mariana y su hermano Ignacio, que junto a sus respectivas parejas tomaron las riendas del emprendimiento. 
El secreto, insisten ambos, es utilizar productos naturales en la elaboración del helado, que antes de salir a la calle se mantiene refrigerado a 17 grados bajo cero. 







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