A 40 años del golpe militar de 1976

País. 

Con masivas marchas en las principales ciudades del país, las organizaciones que luchas en defensa de los Derechos Humanos reclamaron justicia por los 30 mil desaparecidos. Mientras tanto, Marcri era el anfitrión del presidente de Estados Unidos




El 24 de marzo de 1976 era el inicio de un proceso negro para el país, en el que el miedo, el terror y el silencio fueron las sensaciones con las que todos los argentinos de entonces tuvieron que convivir hasta el advenimiento de una débil democracia a partir de 1983.
A 40 años de aquel fatídico golpe de estado que instauró centros clandestinos de detención para encarar el exterminio de toda una generación de dirigentes estudiantiles, políticos y sindicales, además de las víctimas inocentes que también perecieron, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, fue recibido en visita oficial al país por el presidente argentino Mauricio Macri.
La inoportuna visita fue repudiada por los organismos de Derechos Humanos debido a que se trata del máximo representante de un gobierno que fue cómplice y colaborador de las dictaduras en toda Latinoamérica.
Lo peor del caso es que pretenden borrar aquella historia con la promesa de desclasificar archivos secretos a 40 años del golpe de estado, cuando muchos de los responsables de los crímenes que la Justicia Argentina investiga están muertos.
Ayer miles de personas marcharon en Córdoba, demostrando que nuestra mediterránea provincia sigue siendo un faro que marca la rebeldía de un pueblo que se reconoce libre.
Lo propio ocurrió en Buenos Aires, donde Estela de Carlotto, referente de Madres de Plaza de Mayo, leyó un documento en el que advirtió que hay que defender la democracia y luchar contra la pérdida de los derechos adquiridos.
También solicitó la liberación de Milagro Sala, a la que calificó de "presa política" del gobierno de Macri.
Los medios oficialistas, muchos de ellos pertenecientes al Grupo Clarín, defendieron y se mostraron orgullosos de la visita de Obama, y sin ningún anuncio concreto comenzaron a hablar de que Argentina, por el solo hecho de albergar durante algunas horas al presidente estadounidense está nuevamente "incluida en el mundo". Esto como si nuestro país se encontrara aislado del resto del planeta.
Cabe recordar que Argentina es una ejemplo a nivel mundial en la defensa de los Derechos Humanos y recogió el apoyo internacional en la pelea con los Fondos Buitres, que ahora son descriptos como legítimos acreedores a los que hay que pagarles porque es lo "justo" y "necesario" para poder reingresar al mundo y volver a endeudar a las próximas generaciones.
Seguramente estas palabras serán tildadas de fundamentalistas, kirchneristas o irreflexivas, pero en verdad no es la idea defender ninguna bandería política, sino ponerse siempre del lado de nuestro pueblo.
¿Qué es lo que quiere nuestro pueblo? Acaso borrar su historia y pretender comenzar de nuevo desde un punto cero imaginario, creyendo que así logrará esconder las heridas todavía abiertas?
No hay que irse a los extremos y pensar que Macri es un monstruo y Cristina una especie de mesías que está aguardando el momento de volver.
Hay que reclamar que nuestros gobernantes hagan lo mejor para el país, sin utilizar las luchas del pueblo para el beneficio personal.
Aunque parezca una frase trillada y que muchas veces pierde su sentido cuando quienes la dicen lo hacen por simple compromiso, siempre es bueno tenerla como un faro que no permita perder la memoria: #NuncaMás

Foto: La Voz del Interior

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