LA IRRACIONALIDAD LE GANÓ A LA CORDURA

Opinión

Los dirigentes políticos y sindicales, en el fragor de los enfrentamientos, a veces se olvidan de las cuestiones de fondo y no son capaces de sentir eso que se llama "empatía". Cuando la tormenta pasa, todos reflexionan, pero a veces ya es tarde, el daño está hecho. 

El conflicto de los trabajadores municipales de Jesús María, que terminó finalmente la semana pasada con la firma de un acta acuerdo en la que ambas partes se comprometieron a cumplir un compromiso salarial y laboral, dejó algunos puntos para analizar.
Uno de ellos es que los dirigentes sindicales decidieron avanzar mediante la presión que puede ejercer el conjunto de los empleados, que en medio de una crisis inflacionaria tremenda sólo pueden pensar con el bolsillo.
Y es comprensible, porque el trabajo es aquello que dignifica, siempre y cuando el rédito que se obtiene sea suficiente como para darle sostén a las familias que dependen de ello. Pero en algunas circunstancias es mejor sentarse a pensar que salir con los tacones de punta a exigir lo que se cree que es justo.
Y esa justicia social, de que cada uno gane lo que se merece, pocas veces se cumple por completo, es quizá, la lógica del capitalismo, que sólo obedece a los fines y muchas veces exprime a los medios hasta más no poder.
En este caso, los trabajadores se cansaron de la falta de respuestas por parte del Ejecutivo, que esperó hasta el cuarto mes del año para agilizar la negociación.
Eso es algo que las autoridades municipales deberán repensar para sucesivas negociaciones, pensando en que tal vez, quienes ganan 4.800 pesos, como lo pregonaron a modo de justificación o argumento válido para defenderse de las acusaciones del gremio, no llegan a fin de mes.
Por otra parte, las autoridades del Sindicato de Trabajadores Municipales, tampoco estudiaron bien sus armamentos discursivos, que fueron desbaratados en una discusión de diez minutos donde la única herramienta que quedó disponible fue la agresión.
En aquella inútil reunión entre el Ejecutivo y el gremio, donde todos los trabajadores estaban detrás de las ventanas, vociferando insultos y arengas contra la patronal, fue sólo una demostración de fuerza.
Pero también es preciso señalar la imprudencia de los máximos referentes del Ejecutivo, que usaron la presión para intentar doblegar a una dirigencia sindical envalentonada por las bases enardecidas en medio del reclamo.
Las acusaciones, las supuestas amenazas y los insultos, de una y otra parte, no consiguieron nada más que abrir una herida difícil de recuperar, difícil de subsanar en el corto plazo.
Los secretarios que esgrimieron insultos escudados en el concepto de réplica, cometieron una falta grave. Un funcionario público siempre, siempre, debe mantener la calma, la templanza.
No solamente porque le debe la gestión a quienes recolectan la basura, a quienes cuidan del refugio canino, a los administrativos que todos los días atienden a los contribuyentes, a quienes manejan las máquinas con las que se prestan los servicios y a los profesionales que llevan adelante todos los programas, sino porque son la autoridad y el respeto hacia los subalternos es premisa fundamental en el que debe basarse cualquier tipo de poder.
Por otro lado, la titular del Sindicato de Municipales, que no supo encarrilar la discusión sin recurrir a las cuestiones personales que poco tienen que ver con el reclamo salarial.
También hay que reconocer que los sueldos municipales llevan años de atraso y si el municipio quiere seguir brindando servicios de calidad y usarlos como bandera para el conjunto de la sociedad, debe repensar ese punto muy seriamente.
Pero es menester resaltar que la actual gestión de gobierno, viene haciendo un gran esfuerzo para recomponer una situación de precarización laboral que todos los gobiernos anteriores no supieron o no quisieron solucionar.
Sólo es necesario ponerse a pensar, sin enojarse, sin pretender entender esto como un ataque o una crítica destructiva.

Nicolás Luque

Comentarios

Entradas populares de este blog

Clausuran desarmadero en Colonia Caroya y secuestran más de mil autos